El tweed es mucho más que una tela: es paisaje, tradición y símbolo de un estilo de vida. Nacido en Escocia, este tejido áspero y resistente guarda en cada hebra la historia de las tierras altas, del clima inhóspito y de las manos artesanas que lo convirtieron en uno de los grandes iconos de la moda internacional.
Un tejido que nace del paisaje
El tweed surge en las Hébridas Exteriores, un archipiélago remoto azotado por el viento atlántico. Allí, las ovejas producían una lana gruesa y cálida, perfecta para protegerse del frío y la humedad.
Los artesanos, trabajando en telares manuales, comenzaron a tejer hilos en los que se entrelazaban colores inspirados en el entorno: marrones de la turba, verdes de los prados, grises de la roca y azules profundos del mar.

Cada metro de tweed se convertía así en un retrato textil de la naturaleza escocesa.
¿De dónde viene la palabra tweed?
El nombre del tejido tiene un origen curioso. Originalmente se llamaba tweel, la palabra escocesa para “sarga” (el tipo de ligamento con el que se fabrica).
Sin embargo, en el siglo XIX, un comerciante de Londres confundió la palabra al leer un pedido y pensó que se refería al río Tweed, que atraviesa la frontera entre Escocia e Inglaterra. Desde entonces, el error tipográfico se popularizó y el mundo adoptó el nombre tweed.
Del campo a la aristocracia
Aunque nació como un tejido rudo y campesino, el tweed fue adoptado por la aristocracia británica del siglo XIX. El príncipe Alberto, esposo de la reina Victoria, encargó un patrón exclusivo —el “Balmoral Tweed”— para usar en su residencia escocesa.
Pronto se convirtió en el uniforme de cacerías, paseos por la campiña y estancias en castillos. Era práctico, cálido y transmitía una imagen refinada ligada al campo y al deporte.

Chanel y la revolución femenina
El gran salto del tweed a la moda femenina llegó de la mano de Coco Chanel en los años 20. La diseñadora francesa reinterpretó este tejido rústico en trajes elegantes y cómodos que liberaban a la mujer de corsés rígidos.
Su icónica chaqueta de tweed, con líneas limpias y bolsillos cuadrados, se convirtió en un símbolo de sofisticación y poder femenino, inmortalizado en figuras como Jackie Kenned
o Grace Kelly.

Datos curiosos sobre el tweed
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Protección legal: Solo los tejidos hechos en las Hébridas Exteriores bajo normas estrictas pueden llevar el sello de Harris Tweed, garantizado por la Harris Tweed Authority.
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Cada hebra es única: Los hilos de tweed combinan varios colores retorcidos, lo que le da esa textura visual tan rica y matizada.
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Un error feliz: Si no fuera por aquel comerciante londinense que confundió tweel con tweed, hoy llamaríamos a este tejido por otro nombre.
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De campesino a pasarela: Ha vestido a cazadores, aristócratas, estrellas de Hollywood y pasarelas de Chanel o Alexander McQueen.
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Sostenibilidad natural: Es un tejido duradero, hecho con lana virgen y tintes inspirados en la naturaleza, lo que lo convierte en un aliado perfecto de la moda consciente.
El tweed hoy
En pleno siglo XXI, el tweed sigue vivo. Desde chaquetas oversize en el street style hasta reinterpretaciones de lujo en pasarela, este tejido demuestra que la atemporalidad es la forma más auténtica de sostenibilidad.

El tweed no es solo un tejido: es la unión entre artesanía, paisaje e historia. Cada pieza de tweed cuenta una historia que nos recuerda que vestir también puede ser un acto de memoria y de respeto al origen.
¿Te imaginas qué historia podría contar tu prenda de tweed si hablara de su origen, de las manos que la tejieron y de los paisajes que la inspiraron?
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